domingo, 22 de marzo de 2020

COVID-19 DIARIO DE UN ENCIERRO OBLIGADO-DÍA 9

Los primos, dibujo sobre pizarra Sagrah Rubio


Día 9: Parar ya de hacerlo 22 marzo 2020 (28603 infectados, 2125 curados)

Hoy me he encontrado con que debo parar un par de cosas en mi entorno. Frenarlas en seco, porque si no, vamos a enfermar de enajenación antes que del contagio del virus.

El grupo de whatsapp de mis primos ha cogido carrerilla y está imparable, ha entrado en modo “pongo de todo y hago de todo”. Y está bien que sea así. Los veo muy activos, sin dar tregua a la aplicación. He bajado el volumen de las notificaciones porque no hay quien se concentre con ellos. Lo último que se les ha ocurrido es publicar las recetas de mi abuela Judith. Han enviado más de 27 fotos de uno de sus recetarios y prometen enviar más en días sucesivos. Pequeñas cuartillas amarillentas escritas a mano con la pulcritud del que hace las cosas a conciencia. ¡Vaya caligrafía más bonita! Letra inglesa, ni una falta de ortografía, los ingredientes y la explicación de los platos muy claros, sin dejar hueco a ninguna duda. ¡Ay mi abuela, qué bien guisaba! De eso ya hace muchos años y es difícil salivar aquellos platos domingueros en su casa, aunque permanecen en la memoria de todos los nietos.
Más o menos una hora después llegaban, por el teléfono, los resultados de tanto fervor por conseguir lo mismo que ella y entonces he empezado a gritar por la casa como una posesa “Por favor dejar de hacer dulces, ni se os ocurra ligar más salsas, desistir de limpiar mollejas, olvidaros de los callos” vais a caer enfermos, no por el Covid-19, sino de tanto comer. El azúcar es malo, las salsas tienen su peligro y además dónde vais a guardar todas esas cazuelas, ¿tenéis sitio en el frigorífico? Porque yo lo tengo “petado”, no me cabe ni un huevo más y por supuesto no puedo guisar, asar, hornear, freír o confitar a la vez y luego almacenar todo eso. “Mirar, ¡no os dais cuenta que el día que salgáis a la calle no vais a poder moveros del sofá por todo lo que estáis cocinando!, ¡por todos esos  kilos que estáis cogiendo con tanta pasión culinaria!”.  Por favor, os lo digo con cariño, no mandéis más fotos de esas rosquillas quemadas, natillas ralas o tarta de queso sin cuajar. Una cosa es que compartáis por el grupo las recetas de Judith, que me ha parecido una idea estupenda y otra que al rato estéis mandando por el grupo las fotos de los manjares que creéis haber hecho con la perfección de ella y además a las 7 de la tarde. ¿Qué os pasa? ¡Venga dejarlo ya, tranquilizaos un poco, solo nos queda un mes más de encierro y los días van a dar mucho de sí!

Tres horas después cuando aún estaba terminando de procesar la información familiar, oigo la arenga vecinal de júbilo diaria, “¡Venga vecinos, a la calle!”
Resulta que ahora, se ha puesto de moda, asomarse al balcón o la ventana a las 10 de la noche para cantar todos juntos “Resistiré”, y está muy bien, une mucho y solidariza en este cautiverio. Pero lo que llevo viendo desde hace un par de días, es a los vecinos de mi urbanización, como poco a poco van “montándose” una verbena, empezaron unos a cambiar la canción del Dúo Dinámico un día y como si fueran “diyeis” comenzaron a pinchar su música y el resto de los vecinos no hicimos otra que aplaudir y levantar los brazos al aire siguiéndoles la corriente. Al día siguiente los mismos de la mezcla musical bajaron a la placita comunitaria y arrancaron a más de uno del interior de sus casas para unirse a la fiesta, eso sí con metro y medio de distancia. Lo de hoy ya no es normal, con la disculpa de vernos todas las noches y desearnos paz, amor y felicidad se han puesto a bailar la Macarena. ¡Mátame, que no me lo creo! Y la plaza era una fiesta. Se han unido al grupo vecinos de al menos cinco casas y se han puesto a hacer la coreografía. Tanto se han animado que han decidido, ya puestos, a bailar la canción de la “Mayonesa”. Lo peor es que entre poste y poste han puesto unos farolillos y el festejo ya no se ha contenido. Les chillo:”oye muchachos que es peligroso estar tan cerca, ¿entendéis lo que es que no podemos salir?”. Ellos a lo suyo y ahora vienen con otro bailoteo “Saturday Night“ saltito para adelante, para atrás, movimiento de brazos, inclinaciones y demás tonterías mecánicas. Esto no es serio y les grito: “¡Qué no podemos salir, es una situación grave”. Si vais al supermercado con guantes, mascarilla, gorro y sacáis el traje de sulfatar, entonces ¿Qué hacéis ahora? Les bocifero hasta quedarme afónica: ¡está muriendo gente!, no es una broma. ¡Qué pasa! ¿no entendéis la palabra prudencia, precaución, aislamiento y sobre todos solidaridad? Resulta que todo el año estamos con un simple y escaso saludo de cortesía, casi por obligación y desde el coche, no vaya a ser demasiado contacto entre nosotros y ahora que NO PODEMOS, se juntan más que nunca. ¡Venga iros a casa ya y dejar el movimiento sexy! Con la coreografía de la canción “Follow the leader y su sigueló, sigueló” se despiden por hoy, seguro que mañana volverán con el “Paquito, ese, el chocolatero” no sé qué tiene ese baile, pero lo odio. Se les ha ido la pinza les llamo insensatos, irreflexivos, cantamañanas. Entiendo que quieran salir y quién no, no estamos aquí dentro de nuestras casas por gusto.

Mi aplauso de las 8 de hoy va a ser para mi hija Amit, es su cumpleaños. Sé que es duro celebrarlo estando tan lejos y de esta manera, así que va por ti.

1 comentario:

  1. Felicidades, Amit! Oye, comparte alguna de esas recetas, que yo tengo que coger algún kilo ;). Un abrazo, Sagrah. C

    ResponderEliminar