sábado, 18 de abril de 2020

COVID-19 DIARIO DE UN ENCIERRO OBLIGADO-DÍA 36



Día 36: Teletrabajo 18 de Abril 2020
(191.726 infectados, 20.042 +1 fallecidos, 74.797 curados)

Teletrabajo, ¿qué hay detrás de esta palabra que parece abarcar gran parte de la actividad profesional que estamos desarrollando ahora desde nuestras casas?
He vuelto a consultar el María Moliner, para aclararme las ideas y comprender mejor en que estoy metida. En la versión de 1981 el diccionario, no recoge el vocablo en su definición más extensa y solo aporta el prefijo *tele- como palabra griega, cuyo significado es lejos. Si telecomunicación lo define como comunicación a distancia por telégrafo, teléfono o radio. O televisión como sistema de transmisión de imágenes a distancia mediante las ondas hertzianas. Voy concretando más la definición de Teletrabajo como “trabajar a distancia, trabajar desde lejos” no ha sido difícil llegar a esta conclusión, se entiende perfectamente. Aun teniéndolo tan claro he preferido  teclear en Internet “Definición de Teletrabajo” para comprobar que más se puede decir de esta nueva actividad. Queda más que patente que es un neologismo con más de quinientas mil entradas, definiéndolo principalmente con el significado al que yo había llegado sin  tanto ruido. Una cosa queda clara el uso de herramientas telemáticas de la información y de la comunicación son la esencia de esta manera de realizar el trabajo y serán la piedra angular o el núcleo de la ocupación alejada del emplazamiento usual,  o sea de la Oficina.
Estoy en condiciones de afirmar que lo que hago todos estos días de encierro es teletrabajo y quedándome las cosas tan meridianamente evidentes me gustaría aclarar que esta nueva manera de “curro” es francamente estresante, no hay un minuto de parada, corte, descanso o despiste que rompa la línea entre hogar y oficina, donde todo es lo mismo, faena, ocupación, currelo, trabajo doméstico o teletrabajo en definitiva fatiga y esfuerzo.
Todos los días a la misma hora abro mi ordenador para teletrabajar, “llevo a rajatabla mis rutinas porque los psicólogos, estos días, insisten que es la única manera de mantenerse cuerdos”. Para que todo parezca como si estuviera allí, pero poniendo 47 kilómetros de por medio, me visto adecuadamente, “impecable como siempre”, sin olvidar los tacones, el peinado, el maquillaje y la colonia. Esto es bueno para ponerme en situación. Sé que no es lo mismo pero por lo menos hay que intentarlo. Es cierto que me encanta mi trabajo y que no idolatro el momento de la jubilación. “Echo de menos el ambientillo al entrar en la oficina, llegar tempranito y seguir allí hasta bien entrada la noche. El bullicio entre compañeros, chismorreos de distensión, risitas nerviosas.  Ese cafecito matutino, ¡qué bien sienta!”. Esas horas interminables de pantalla, papeles por todos los lados”. Sí, una pena estar tan lejos de mi silla aerodinámica último modelo para soportar todas esas horas sin moverse del sitio, “¡espero volver cuanto antes!”
Por otro lado lo que no me queda nada claro una vez definido el término Teletrabajo, de manera intrínseca, es en qué circunstancias debo aplicarlo y con ello me refiero a las enormes dudas de cómo aplicar esta expresión con respecto a mí. “¿Debo trabajar las 8 horas en mi casa sentada en esta silla tan incómoda?¿Cuándo debo cerrar la solapa de mi portátil para que no entre ninguna información más?¿Cuándo tengo que desconectar mi teléfono para no recibir más mensajes de clientes, compañeros, o jefe pidiéndome todo tipo de memorias, albaranes, facturas, comparativas, balances, mándame eso o rellena aquello, vuelve a hacer tabla, cubre aquí …” No quiero apagar mi móvil, tengo otras cosas que ver en él, pero así no hay manera de mantenerlo abierto.
Pongamos orden en todo esto, no puedo trabajar todo el día, “tendré en algún momento que conciliar con mi familia”. Necesito saber cuándo empezar mi jornada laboral para acabarla 8 horas después, cómo en la oficina. No puedo seguir estirando las horas con todos los mensajes que me llegan, las notificaciones siguen de madruga y antes de amanecer ya están esperándome no sé cuántos correos electrónicos para una contestación inmediata, “¡lo sé, forma parte de esta manera de trabajar con las tecnologías pero chicos parar ya!”.  Solo quiero saber si esta forma tan flexible de organización con la que se define Teletrabajar podemos organizarla de verdad, “¿es que no atendéis a vuestros hijos?, ¿no tenéis necesidad de prestarle atención a vuestra pareja? ¿No descansáis en algún momento del día?, qué os pasa, ¿es que ni siquiera vais a hacer un bizcocho?
Os repito, si nunca hemos trabajado sábados, domingos y festivos, para que tanta solicitud y empeño, ¿¡qué pasa, el encierro os ha vuelto tarumbas!? Estoy al día con el trabajo atrasado, ya he hecho la memoria de resultados, he contactado con proveedores, es más, ya tengo casi preparado el vídeo presentación para la campaña de Septiembre. “¿Por favor podemos parar un poco?”
En la última vídeo conferencia con mi jefe, cuando me ha dicho que estoy más demacrada, le he soltado “por favor Noé, déjame ir a la oficina, yo solita, nadie más que yo, al salir limpio todo, estoy allí mis ocho horas y ya. Esto pararía el goteo interminable de mensajes y correos. Ya sabes que yo aquí o allí teletrabajo siempre desde mi ordenador, ¿por qué tanta actividad ahora? Ya me conoces que soy muy metódica y necesito delimitar bien las horas. ¡Por favor déjame acudir a la oficina! En serio, no puedo más” Él es un tío majo y no se ha tomado a mal mis súplicas, se ha reído con mis ocurrencias, pero “me ha mandado a paseo” y mucho menos le he colado mi idea de abandonar el hogar para conquistar el ajetreo de mi despacho. “Cómo eres Ely, sigues siempre tan exagerada, este confinamiento te está agudizando el ingenio, oye quédate en casa, organiza tu día como quieras y relájate”.
Después de dedicarle tantas horas a la pantalla, casi he conseguido ser la trabajadora del mes, creo merezco una recompensa y sin querer ser pesada “le convenzo para que defina mejor en qué consiste nuestra faena, por lo menos que sigamos unas normas, unas tareas concretas, un orden”. Este teletrabajo es un sin vivir de la mañana a la noche.  Tengo que reconocer que los días se pasan más rápido estando entretenidos con tareas laborales, teletrabajando, pero no  por ello hay que dedicarle más de lo estrictamente convenido.

 Mi aplauso de las 8 va a ser para los que desde casa seguimos trabajando para que este país siga adelante.

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