viernes, 17 de mayo de 2024

QUÉ PRONTO SE HA HECHO TARDE

 



                                In memoriam E. R. C.

Es difícil despedirte cuando no sabía que te ibas a marchar, es difícil dejarte ir cuando tu edad aún era temprana para hacerlo; te quedaban muchas cosas por hacer; no era tu momento, pero lo ha sido y no puedo hacer nada para cambiar este destino trágico que me ha llevado al desasosiego y la tristeza; que nos ha llevado al asombro, a la negación, a creer que no era real. He empezado a hacer el duelo por tu pérdida y no tengo otro trabajo más que asumir dejar de ver al Eloy tan singular y diferente con el que he compartido buenos momentos a lo largo de todos estos años. Desde aquel niño delgadito, de pelo rizado, de ojos vivos, de sonrisa pícara, de talante inquieto, siempre observador e inteligente; al Eloy de melena blanca ondulada, el de la mochila negra, el de la cámara de fotos, el de las prisas por las calles de Astorga, por los pueblos de maragatería y el Órbigo, captando lo que otros nunca veíamos. Del que jugaba conmigo de niña, del que me ayudaba con mis tareas escolares, del que me protegía como hermano mayor, a este otro adulto, el Eloy más reflexivo, artista, crítico y excepcional.

Ya he empezado a echarte de menos. Noto el vacío de tu voz, noto la ausencia de tu manera de estar ahí para mí.  Va a ser raro no encontrarte en una procesión, desfile o evento cultural. Será raro doblar la esquina de una calle o llegar a la plaza y no distinguir tu presencia entre la multitud. Tu cámara ha quedado apagada, el disparador se ha bloqueado en tu honor y por mucho que se mire a través del visor, no se va a ver lo mismo que veías tú; por mucho que yo me empeñe en capturar una imagen, nunca va a ser como lo hacías tú, esa manera tan personal, particular e íntima de entender cada momento, cada instante.

Iré poco a poco despidiéndote como he sabido hacer con cada golpe de ausencia en la familia. La tuya está siendo dura de asumir, como lo fue la de ellos, por lo inoportuna y prematura. Ese parece ser el patrón familiar que nos persigue, el de la perplejidad, el del estupor y el de la extrañeza ante una partida inusitada. Qué pronto se te ha hecho tarde y que tarde se me ha hecho a mí tu pronta marcha sin un adiós. No ha habido tiempo a despedirte, ni he podido calmar tu inquietud por lo que estaba sucediendo, por lo que estabas pasando; no supe entender bien la premura de la enfermedad y por qué tu voz se iba quedando muda y por qué tu cuerpo se iba desvaneciendo poco a poco cada día, quedándose sin fuerza hasta apagarse esa mañana de mayo, que era viernes, en la que tú escribiste tu último poema, un poema lúgubre y luctuoso sin retorno.

− “No tengo miedo a la muerte, pero me da pena por todo lo que dejo−” fueron las últimas palabras que compartiste conmigo. Las oigo en mi interior una y otra vez como si fueran el estribillo de tu partida y trato de no llorar, pero las lágrimas no dejan de asomar en mis ojos y me abandono a esa tristeza para así hacerme más fuerte. Es mi manera de cauterizar esta herida abierta, esta brecha entre el sentimiento de vacío y la soledad de un luto no buscado. Voy asumiendo que ya nos has dejado, que no voy a verte más. Tus exequias son parte de mi curación, y la despedida se hace necesaria para superar esta pena que me inunda, este momento melancólico vacuo. Es por eso que ya te digo adiós Eloy, ya te dejo marchar. Adiós Elo.

Publicado en

            Astorga Redacción1 
            Disimulo del ser. Eloy Rubio Carro In memoriam2
           ________________

          1 https://astorgaredaccion.com/art/35468/que-pronto-se-ha-hecho-tarde 12/05/2024
           2Eloy Rubio Carro "et al" Disimulo del ser. Eloy Rubio Carro. In memoriam. Astorga: Editorial Marciano Sonoro 2024
            https://www.marcianosonoro.com/inicio/sobre-disimulo-del-ser/

No hay comentarios:

Publicar un comentario