Escudos de cerradura, bocallaves o cubre cerraduras son términos
empleados para designar al objeto que embellece el orificio de la cerradura por
donde se mete y guía una llave.
Estos accesorios de hierro son característicos de las puertas
maragatas, un complemento más que junto con el aldabón, los clavos, el tirador y el picaporte conforman
la vistosidad de la puerta de madera, que es la presentación previa al interior
de la casa maragata. Se vienen utilizando desde el Siglo XVII y tienen su
momento de esplendor entre los siglos XVIII y XIX. Se trata de piezas donde la
imaginación popular crea formas, tamaños y ejemplares únicos.
Los hay poco elaborados con formas geométricas romboidales,
rectangulares, trapezoidales, triangulares o circulares. Otros con formas
ovaladas presentan simples muescas o dibujos tallados en el propio escudo. Los
hay más sofisticados y elaborados con
cortes ramificados y adornos calados, muchos incorporan iniciales de los dueños
de la casa o fechas significativas, otros se rematan con cruces o con siluetas
de pequeñas cabezas de pájaros. La
función del bocallaves no es otra que proteger la madera de los roces de la
llave al entrar en la boca de la cerradura y a partir de ahí el gusto de los
dueños, su poder adquisitivo y la estética del momento contribuyeron a la
elaboraron de estas piezas tan vistosas de la herrería popular y que dan
singularidad al conjunto de la arquitectura de Maragatería.
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