domingo, 4 de septiembre de 2016

VISITANDO A LOS FUNCIONARIOS DEL DNI

Que tengas un nombre complicado por largo y extraño es más que un problema, es una pesadilla… y si tu nombre lleva acento y el funcionario no completó sus estudios de bachillerato estás más que perdido y si tu partida de nacimiento tiene errores es para desesperarse…
El otro día fui con mi hijo a renovar su DNI y a autorizarle a tramitar su pasaporte por si algún día de estos visita algún país fuera de la Unión Europea y cual sería nuestra sorpresa cuando la funcionaria que le hace comprobar su nombre a través de la pantalla del ordenador, lo vemos sin acento, se lo decimos y nos dice que ella no puede poner a su nombre el acento que le falta porque en su anterior documento está sin él. Por cierto la primera vez que le hicieron el DNI fue esta misma señora, es lo bueno o lo malo de hacerlo en una ciudad pequeña que conoces al personal. Con un tono fuera de lugar nos dice que necesita ver la partida de nacimiento, para comprobar que esté la tilde colocada en su sitio. En nuestra lengua no hay otra manera de escribir su nombre y sobre todo si no pones el acento no puedes leerlo bien, así que se ve claramente que el día que en la escuela estudiaron los diptongos e hiatos esta mujer no acudió a clase…
_”Se requiere que lo veamos y esto significa un cambio de nombre, hay que enviarlo a Madrid para que den la aprobación y después hacer el DNI.
Días después acudimos de nuevo con los papeles que certifican el acento olvidado en el documento anterior, y la compañera de la señora que nos había mandado al registro le dice, que un acento se puede cambiar, que le deje a ella, que lo va a intentar y lo peor es que en menos de un minuto, nos dice que ya está. Mis ojos se incendiaron y mi expresión de fastidio debió ser tan visible que la señora nos dijo:
 _“claro, es que como nos han cambiado el sistema informático, pues yo, no sé muy bien.”
Mi hijo y yo nos miramos y pensamos lo mismo “si te cambian el sistema informático, te habrán dado un curso, o por lo menos te habrán dicho todas las posibilidades de cambio, errores o beneficios del nuevo sistema”.
Respirando hondo y poniendo nuestros dedos en posición de loto, pasamos a la funcionaria siguiente: la de pasaportes, una mujer ruda que martilleaba con una rueda de madera los pasaportes para aplanarlos, porque la máquina que los tenía que prensar estaba averiada. El ruido era molesto, pero ni nos atrevimos a poner un mal gesto, hicimos como que no oíamos nada, de vez en cuando nos mirábamos y subíamos una ceja, como escépticos ante el gesto de la mujer “forzuda”.
 _”Escriba aquí sus datos y autorice a su hijo.” Me dijo sin levantar la vista del ordenador.
Pasados unos segundos, veo que pone mala cara, niega con la cabeza, arruga la nariz y aprieta los labios. Yo ya temblando me temo lo peor.
No puedo autorizar a mi hijo a que haga el pasaporte por no llamarme como me llamo, los que tienen nombres con preposiciones y artículos ya saben de qué hablo, los funcionarios nos los ponen y nos los quitan de los documentos cuando menos te lo esperas y mi DNI aparece sin  estos “elementos”, que un funcionario, en algún momento de las tantas renovaciones que he hecho, decidió quitármelo porque le parecía mejor y aunque yo me había dado cuenta me gustó el cambio, e incluso llegué a pensar lo majo que era el tío al quitarme esas dos palabras insulsas de mi nombre.  ¡Pero no!, eso es un error que en un futuro lo puedes pagar caro, es lo que me ocurre a mí ahora. La funcionaria con tono despótico y un poco malhumorado me mandó al juzgado, a la sección del Registro Civil porque a mí me faltaba en mi DNI la contracción de una preposición y un artículo, eso sí, mis dos nombres estaban correctos, que según mi punto de vista es lo esencial e importante y lo otro es paja sin importancia.
Entiendo que los funcionarios que expiden los documentos estén cansados de ver a personas que se llaman equivocadamente a como los han inscrito al nacer, pero yo estoy más que cansada de que me equivoquen el nombre cada vez que les viene en gana, es cierto que ahora te hacen comprobar todo, pero hasta hace unos años era un lío tremendo, en ese lío he permanecido hasta este verano.
 -“Sólo tu partida de nacimiento nos puede decir cómo te llamas y cuando la traigas podrás hacer de nuevo tu DNI y autorizar el pasaporte de tu hijo.”
La partida registraba mis dos nombres con la contracción “del”. Después de dos semanas esperando a que me volvieran a dar cita para poner en orden mi documento de identidad, la funcionaria me dice que debo esperar a que contesten desde Madrid, la verdad, en ningún momento me dijo que organismo tiene que contestar sobre mi nombre, el caso es que tienen que contestar sobre algo que yo sé que es así ciertamente.
_”¿!Estás de broma?! Me estás diciendo que ahora debo esperar a que Madrid certifique un cambio de nombre por un “del” que ellos, los funcionarios, en algún momento me han quitado? ¡no!, ¡no puede ser!” Pensé sin decir palabra, aunque mis gestos lo decían todo.
Una semana después me llamaron para que fuera a hacer mi DNI con mi nombre escrito correctamente como certificaba mi partida de nacimiento
-“Compruebe usted que todo esté bien, si no lo hace es culpa suya…”
-“Sí, sí, desde luego, no quiero que se coma ni una letra de mi nombre, que luego hay que reclamar un cambio de nombre…”
Ya pude autorizar a mi hijo a hacer el pasaporte, porque mi documentación ya estaba en regla, o eso creía yo. La funcionaria de los pasaportes, la mujer ruda que nos atendió el primer día y que yo ya estaba cansada de verla, por todos los días que me hicieron acudir a esa oficina,  con gesto solemne, me llamó y me dijo, usted es hija de tal y tal. Casi me caigo de la silla.
 –“No, no, mi madre se llama…”
Ahora mi madre se llamaba como yo, es decir le habían añadido a su nombre otro más, una preposición y un artículo. Ella se llama con un nombre a secas…
_”Por favor mire mi partida de nacimiento.” Les dije un poco cabreada.
_”¡Mary! (gritando) se dirige a la que me había hecho el DNI anteriormente, la madre de esta chica está mal escrito, no se llama así.”
_”¡Ah pues yo puse lo que decía su partida, ni más ni menos!, hija de tal, tal y tal , eso es lo que ha quedado en el ordenador.”
Sé cómo se llama mi madre desde que tengo uso de razón, en todos mis documentos siempre se ha llamado igual y mira que he hecho papeles en la vida en los que he necesitado poner su nombre, para que ahora estas mujeres me dijeran que no era así.
-“Pero vamos a ver,  en mi DNI antiguo,  en mi libro de familia soy hija de ella y no de la que pone ahí en mi nuevo documento de identidad…”
_”Lo siento tiene que volver al Registro Civil a comprobar cómo se llama su madre si está mal el juez debe rectificar que su madre se llama como se llama y rectificarle a usted ese cambio en su partida. De todas maneras le podemos dejar que autorice a su hijo a hacer el pasaporte, a él ya ni le va ni le viene como se llama su abuela.”
¡¡¡Ay Madre!!!  Vuelvo al juzgado donde se encuentra el Registro, el funcionario comprueba mi partida de nacimiento y la  de mi madre, vemos que la mía está errónea. ¡No me lo puedo creer! Soy hija de mi madre pero le han puesto el nombre mal en mi certificado de nacimiento y le han añadido al suyo propio tres palabras más.
Cuando le explico al hombre, otro funcionario cansado de que sus colegas los funcionarios del DNI y pasaporte manden extraer de los libros de registro partidas  para comprobar una y otra vez lo que otros escribieron mal hace años, que todos estos años anteriores me han escrito bien el nombre de ella y supongo que la primera vez que solicité mi documentación para el DNI me pedirían la partida de nacimiento, el hombre del registro, me confiesa que antes escribían lo que el familiar decía y no se comprobaba nada de nada y ahora se comprueba todo de manera obsesiva. Para tener el libro de familia se debe pedir ese certificado, el nombre de mi madre está escrito correctamente en ese libro y mi partida era la misma entonces y ahora; el hombre ya no sabe que decirme y ve claramente la chapuza. Estoy hecha un lío, el juez me tiene que certificar al margen izquierdo de mi registro que no soy hija de quien está escrita en mi partida de nacimiento sino de otra con un único nombre como dice su partida de nacimiento, menos mal que sus apellidos están bien.
Así que tengo que volver a rectificar mi DNI y posiblemente mi pasaporte, eso sí una vez que mi partida de nacimiento quede registrada correctamente.

¡Ay, cuánta pérdida de tiempo! ¡Cuánto esfuerzo en papeleo! Lo que más me da pereza es volver a encontrarme con las dos mujeres de la oficina del DNI, es posible que encuentren otro error en mis papeles y que tenga que volver a tramitar otra solicitud para un nuevo cambio.

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