Vio el reflejo del miedo en la noche,
esa noche que se expresa en negro
profundo
esa que se ve como hondo agujero,
que inunda las entrañas
clavándose como cuchillos en la mirada
adulta.
Intuyendo la oscuridad del caos
huyó de ella en solitario.
Dejó su adolescencia abatida,
con el último golpe de campana.
Dejó el ruido de los que allí quedaron
con sus voces infinitas.
Y dando un portazo al vacío
cerró esa parte de locura transitoria
juvenil.
Entonces supo que su momento era ya
otro…
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