
UNAS LENTEJAS UMAMI
Después de tanto tiempo en Tokio, llegué a un pueblo de la
meseta Castellana. Entré en una casa de piedra, que creía podía ser la que
olvidé después de tanto tiempo. Allí una viejecita enjuta y arrugada me invitó
a su puchero de lentejas. Saboreando la primera cucharada se me inundaron los
ojos de lágrimas. Yo conocía ese sabor, −¿Cómo olvidarlo? Estaba entre mis
recuerdos de niña y sólo ella era capaz de sacarle ese gusto tan sabroso a la
legumbre. Tenía delante la esencia de la vida, ella era mi abuela.
EL MENSAJE DE WHATSAPP
Todas las noches, ya de madrugada, le ponía un mensaje cariñoso
a su hermana. Ella le respondía a los pocos minutos. Era un ritual
tranquilizador que las conectaba en la lejanía. Una noche no hubo contestación
y Muriel supo que algo no iba bien. Al amanecer sonó su teléfono. Una voz ronca y fúnebre le informó que Orel ya no se conectaría nunca más. Su código de
seguridad se resquebrajó para siempre.
LINAJE REAL
Cuando vio que al “Magnífico
Cáliz”, del museo catedralicio de San Genaro del Campo, propiedad de los
Reyes Antiguos, le faltaba un trozo de la gema central que adornaba la copa; se
dio cuenta, que ella tenía la otra parte de la piedra preciosa que encajaba en
el hueco vacío. Cada noche abría la caja de ónice atraída por la belleza del
diamante rojo. Fue en ese momento de recogimiento en la sala, cuando entendió
la razón por la que su madre le había encomendado la custodia de la esquirla. Mientras
observaba el Cáliz, en el silencio de la sala, Constanza comprendió que ella
era heredera Real.
FUE SU MEJOR AMIGO ELIOR
Siempre escuchando la historia de cómo el abuelo había fallecido accidentalmente a causa
de su afición a la caza, que era impensable que esa verdad tan absoluta no
fuera así. 70 años después del suceso, y unos días antes de morir mi madre, me
reveló lo que realmente había pasado en el coto: “A mi padre lo mataron mientras estaba cazando. Fue Elior, lo confundió
con una presa, lo encañonó y sin pensarlo disparó sin piedad”. El pacto de
silencio fue culpar a su perro de la tragedia.
Desde los tres años fui un niño huérfano de padre. Mi madre llevó dignamente su viudedad. Fue sacando su vida y la mía con gran esfuerzo sin permitir que otra relación la sacara de su soledad. Había quedado a mediodía con ella para celebrar mi 50 cumpleaños y la encontré discutiendo con un desconocido, un anciano que le decía “¡cariño mío, fue un error abandonarte!”.
NECESITAS TERAPIA
ATRAPADO CON LAS PÁGINAS DE CONTACTOS
No sé qué me pasa ya no ligo como antes. Cada “tía” con la que quedo es peor que la anterior y a todas les pongo pegas. El problema debo ser yo. Entro en Tinder, después en Meetic, y al final acabo en Edarling, pero me he cansado de tanta conversación vacía, lo dejo por hoy.
−¡ A cenar niños, llamar a papá que está “encriptado” con el teléfono−