A la memoria
de M.V.R.
Tus ojos parpadean
Nos miras y agachamos la cabeza
cerrando los ojos.
Extiendes tus manos
para encontrarte con nuestro tacto
y nos ves cargados de miedo.
Las mejillas se llenan de lágrimas,
ese olor que extiende la enfermedad
nos deja impávidos ante la sonrisa de
tu rostro.
Sola tratas una y otra vez de luchar
contra el silencio,
contra la oscuridad del camino,
contra lo que te niega un hálito de
vida.
Todavía hay esperanza
en el brillo de tus labios,
en el calor de tu piel,
en lo que ve tu mirada,
en la ternura de los que te rodean.
Y continúas…por todo eso continuas.
Tus ojos se han cerrado
Cerraste los ojos
y luchando te dejaste llevar.
La calma invadió tu cuerpo,
por fin viste la luz huyendo del
sufrimiento.
Quedamos inmersos en un negro
infinito
arrastrando tu ausencia.
Alejamos las imágenes del presente
para recordar aquellas otras del
pasado.
Apretamos nuestros labios
controlando el llanto.
Ahora ya te fuiste,
y nos pusimos el luto de la muerte.
Un puñado de tierra despidió tus
gestos.
Te dejamos allí, sola con el silencio,
y la noche congeló nuestras lágrimas
en un último intento por recuperarte.
Pero tus ojos ya se habían cerrado.
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